“Quiero una relación sana, basada en el respeto y amor mutuo, no en el sufrimiento y el sometimiento”
«Nos queríamos, ¿qué ha pasado? ¿Cómo recuperar la ilusión, el cariño?».
«Deseo ser yo misma/o y poder expresarme sin miedo».
«Siempre me atraen el mismo tipo de hombre / mujer, ¡simplemente no funciona!».
«Echo de menos tantas cosas en mi vida de pareja. ¡Todo se ha vuelto mecánico!».
Hay tres causas principales que conducen a conflictos en una relación de pareja:
A menudo ya no se trata de ser felices juntos sino de tener razón, o de buscar el problema o el error en el otro. Esto es el «fin» del amor.
Control, victimización, celos, miedo, culpa, falta de interés, frustración y sufrimiento, violencia … son graves obstáculos para una relación de amor armoniosa y equilibrada.
A través de sesiones individuales y de pareja, se aprende a:
A menudo, este camino conducirá a una nueva comprensión mutua, respeto, estima y cercanía. Si no es posible, al menos, nadie habrá fallado, incluso si la decisión es poner fin a la relación.
“Se que hay otra persona en su vida y no sé qué hacer, me invaden la rabia y la tristeza”.
“Quiero romper, pero tengo miedo de las consecuencias».
«Tengo miedo de perder el cariño de mis hijos por el divorcio».
«Queremos separarnos como amigos, sin perder el respeto y cariño”.
«Ya no nos queremos, pero somos incapaces de poner fin a nuestra relación».
Cuando una pareja se separa, hay un cúmulo de emociones en ambas partes. Además del dolor, la ira y la desilusión, siempre hay un sentimiento de fracaso y de culpa. Sin embargo, nadie ha fallado cuando, al final de una relación, se hace evidente que ya no existe un futuro común y que hay que tomar caminos separados. En este caso, se trata de trabajar la aceptación de lo que es.
A menudo han ido surgiendo muros invisibles, a veces también visibles, insuperables. Cada conversación termina en una disputa, se acumulan los reproches , la distancia entre ambos crece y apenas quedan resquicios para volver a ser felices.
Muchas personas luchan con la pregunta «¿Debo separarme?» Y aparece el miedo a estar solo, a perder el afecto de sus hijos, el temor a las consecuencias financieras y sociales, o a que la decisión pueda ser «errónea».
No hay decisiones correctas e incorrectas. Las personas que toman sus decisiones con honestidad y coraje, afrontan la realidad, aceptan las cosas como son y, a pesar del dolor, son capaces de sacar lo mejor de cada situación, son personas que crecen y maduran a partir de sus experiencias. En este sentido, cada decisión que tomen será la correcta.
Hay ayuda para la toma de decisiones. Hay respuestas a las muchas preguntas que surgen en esta situación.
Os acompaño y apoyo tanto ante una situación crítica en vuestra relación, como para enfrentaros al proceso de una separación o divorcio, con cercanía y profesionalidad para encontrar soluciones bien a un futuro con caminos separados o bien para intentar caminar juntos de nuevo.
Y hay un camino que hace posible separarse con respeto y gratitud…